Musique et Philosophie

Soneto a un dios



¿En qué lugar del enmarañado mundo de los mortales
los escupitajos del necio adornan el camino
de un moribundo dios que ha visto la ruina de su trono?
Como castillos de niebla empujados por un resoplo del abismo
se ha vuelo su morada por las espadas de estos. Sus hierros
han ido más allá de las barricadas que guarnecían la derrota
ante otros dioses. Los mortales enemigos pululan como sierpes
en la gruta y, demasiado fácil es hacer rechinar el cascabel
de sus vergüenzas; más aún, armar sus bocas de ese agrio liquido ambarino.
No es un sabio el que aún tropieza con los hombres,
peor aún, un dios, el que pierde la calma
en los arrabales contenciosos de la tierra.
¿Quieres ser un dios? No vaciles jamás
en extinguir el monótono sol de los hombres!

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