Musique et Philosophie

Defensa del pensador



La gente debe aprender a ser tolerante, o por lo menos dejar tranquilas a las personas que llevan sobre sus hombros el peso de la historia y que la someten de manera constante al análisis para tratar de arrojar un poco de claridad al camino de los hombres. Hay que advertir que sin el esfuerzo de estos seres, la decadencia del planeta sería absoluta; nadie podría acceder a un mínimo destello de luz respecto de las cosas humanas y del influjo de estas sobre la vida en la tierra (en el ámbito político, de la ciencia, del arte, de la religión etc.). Recordemos que además de los antiguos, Goethe sentenció a este tipo de naturalezas exhortando a los hombres sabios a ser prudentes ante la malicia de estos: “...¡Locura la de empeñarse en mejorar los locos! ¡Hijos de la sabiduría, temed a los locos como locos: así os conviene!” Es claro, que al decir de Goethe, hay casi que admitir que las cristalizaciones de actitudes turbias en la mente del necio, evitarán con vehemencia que éste trascienda y se transforme, por lo que hay que subrayar que su espíritu reactivo es peligroso.

Por eso, a naturalezas aún no desahuciadas, debe serles útil e importante entender, que los que investigan, los que piensan, los que sienten una inclinación por el trabajo en la cultura, también cometen errores displicentes. Más aún, cuando están sujetos a la inestabilidad de la juventud y cuando el brío del conocimiento es por su misma naturaleza, indomable, caótico. Hay que comprender que existen periodos en los que la conquista del conocimiento desordena por breves momentos ciertas funciones psicológicas que en otro tipo de naturalezas nunca sucede (en un sacerdote, en un político, por ejemplo). Y entonces el cuerpo sufre cambios, el espíritu, el intelecto, la psique, el sistema sensorial mismo! Hay algo que es claro: ¡El conocimiento modifica el ser!

Pero el odio no puede convertirse en la salida más rápida ante el yerro momentáneo de determinada persona. La falta de habilidad para tolerar una idea, una forma de vida distinta, un pensamiento distinto, un gusto distinto, no pueden ser la justificación para aplastar con el odio negro a aquel que se deslizó sutilmente y cayó. Lo que debe ser reprochable hasta el cansancio, el crimen, la barbarie, la sangre que corre por intereses económicos, jamás podrá compararse con el sutil tropiezo del joven pensador. Por favor, que alguien me diga ¿Cómo es que la humanidad involucionó hasta el punto de querer acabar (asesinar) a los pensadores? Los pensadores son pocos dentro del gran orbe de la historia del hombre ¿Cómo es que se desea eliminarlos sólo porque un solo método de enseñanza falló en su metodología en algún breve momento? 

Las emociones y experiencias del filósofo son más intensas dado que el conocimiento abre su espíritu a la recepción del caosmos (un caos compuesto). Por tanto, su sensibilidad está establecida por la contemplación y el influjo de esta fuerza superior. Y dado que este no es un ser perfecto, aunque a decir verdad pretenda con más pasión la perfectibilidad, no hay razón alguna para desear asesinarle, más aún, cuando es un ser terrestre —y humano— que goza de los mismos derechos y garantías que un ciudadano cualquiera, sea éste, artesano, campesino o empresario. Convengamos en que de la misma forma que se debe respetar el derecho a la vida de cualquier otra persona y en el ordenamiento jurídico que sea, se deberá ejercitar la capacidad para tolerar los errores de los hombres siempre y cuando se tengan en cuenta estas salvedades importantes: el crimen, las violaciones, los secuestros y los delitos de lesa humanidad. 

No es un secreto que el odio, la incapacidad de olvido (de las cosas feas) y de tolerancia, conducen a la barbarie. La historia nos lo muestra con suficientes hechos y miserias. Asesinar por nada, declararse la guerra por necedad, tener un espíritu burdo y predispuesto al crimen, impiden toda pretensión de sublimar la vida.

Según lo anterior inscribamos como en una lápida: el humano debe aprender a domeñar sus malos instintos y a no transmitirlos por generaciones (a sus vástagos, a su pueblo, a su Planeta). El hombre debe abrirse a los pensadores, leerlos, escudriñar, investigar, respetarlos...

2 comentarios:

  1. Que buen razonamiento Edaniel Hernandez, tenes una idea esclarecedora de la problemática social que afecta a los pensadores por el hecho de trabajar con ideas y sus contrarios con opiniones. Además me llama la atención la cuestión relativa a la noche solar, podrías aclararme en qué consiste, no tengo mucha información sobre el tema. Soy argentina mi email es lilitvenus@gmail.com. Agradezco cualquier información sobre el contenido esotérico que noto en lo que escribís. Hay algunas cosas que me interesan.
    Saludo gaucho,
    Liliana Carm

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  2. Hola gracias por valorar "defensa del pensador".
    Sé que es intrigante aquello del fin de la noche solar, pero bueno básicamente consiste en un periodo galáctico que termina y, por supuesto, cuando me refiero al próximo solsticio de invierno hablo de la apertura de un nuevo día (galáctico). He hablado sobre el fin del catolicismo y otras cuestiones que parecen increíbles pero que si investigamos con juicio la historia podemos inferir de acuerdo a códigos secretos dejados en el tiempo por diferentes hombres con capacidad de profecía (sobre todo la civilización maya). Espero aclarar aunque de forma somera. Deme unos días para enviarle información a su e-mail.
    Saludos desde Colombia

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